martes, 7 de agosto de 2012

China: un revés para la izquierda







Una curiosa nota sobre la defenestración de uno de los lideres más polémicos en la china actual, un país que siempre esta en la mira debido a su régimen político, a su sistema económico y al poco respeto de los derechos humanos de los disidentes.


19/03/2012

Raúl Sohr

Causó perplejidad la caída en desgracia de Bo Xilai uno los líderes ascendentes que aspiraba a ingresar al todo poderoso Comité Permanente del Buró Político.


En los tiempos de la era soviética surgieron especialistas llamados “kremlinólogos”. Era los encargados de descifrar los movimientos tras las bambalinas del poder en Moscú. Hoy ocurre otro tanto en Beijing donde los cambios políticos no son explicados al público. Por ello ha causado perplejidad la caída en desgracia de uno los líderes ascendentes que aspiraba a ingresar al todo poderoso Comité Permanente del Buró Político.

Bo Xilai se desempeñaba como secretario del Partido Comunista de la municipalidad autónoma Chongquing. Un nombre desconocido para muchos pero que representa la mayor conurbación del país con más de 30 millones de habitantes. Allí Bo, considerado un “príncipe” pues es hijo de uno de los padres de la revolución comunista de 1949, hizo algo que otros dirigentes del aparato partidario no han osado: creó su propia base de poder político.

La popularidad de Bo arranca de su exitosa campaña contra la corrupción. Para ello acuñó la consigna con colores que evocan conceptos entre sus compatriotas: “Soñar rojo (los ideales comunistas) y golpear el negro ( que alude al ataque contra la mafia)". Bo lanzó además una serie de medidas para impedir la creciente diferenciación social que se aprecia en China. En más de una oportunidad evocó a Mao Tse Tung, que si bien es un icono nacional, quedó desplazado del pensamiento político dominante desde el ascenso de Deng Xiaoping, en 1982, el arquitecto de la modernización del país.
Bo, en cambio, abogaba por un rol decisivo del Estado para asegurar mayor equidad. Desde esa perspectiva su ocaso político constituye un revés para lo que cabe llamar la izquierda china.
En Beijing parece existir consenso que la situación social del país es explosiva. Así lo reconoció Wen Jibao , el Primer Ministro, que levantó el temido espectro de la revolución cultural. Wen advirtió que sin reformas políticas las propias reformas económicas no alcanzarían su fin último, y los logros podrían perderse. Si bien todos comparten un diagnóstico sobre un creciente descontento por los bajos salarios, malas condiciones laborales, servicios de salud y educación caros e insuficientes hay desacuerdo sobre las soluciones.

Wen y el grueso de la dirigencia es partidaria de profundizar las reformas económicas (léase más apertura de mercado), como también descomprimir la situación política con mas participación de la ciudadanía a nivel local. Bo, en cambio, abogaba por un rol decisivo del Estado para asegurar mayor equidad. Desde esa perspectiva su ocaso político constituye un revés para lo que cabe llamar la izquierda china. Quedó demostrado que en el gigante asiático aun no hay vida política fuera de la nomenclatura, como los soviéticos llamaban a la elite gobernante. El reto de satisfacer las demandas de cientos de millones de trabajadores que se integran a una clase media emergente así como otros tantos millones de campesinos postergados es enorme. Pero, en definitiva, todo en China es de magnitudes colosales y pese a las dificultades ha logrado la mayor acumulación de riqueza en la historia humana en plazos tan breves.


Tomado del blog de La Nación





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